Con toda el alma sin miedo a nada
Por qué debemos temer las cosas que pueden destruir el cuerpo y el alma
Contenidos
El cambio ocurrió. Los pensamientos ansiosos comenzaron a disminuir. La preocupación se desprendió de su agarre constante. Y aunque a veces el miedo sigue estando ahí, ya no ejerce el control, reteniéndome, paralizándome en sus garras. Sus palabras son palabras de “vida”, que alivian nuestra alma, calman nuestro espíritu y dan poder a nuestros días. No siempre es fácil, y a menudo se reduce a una elección: Podemos seguir sintiendo miedo, pero podemos creer que Dios está con nosotros. Puede que no tengamos el control, pero podemos confiar en Aquel que sí lo tiene. Puede que no conozcamos el futuro, pero podemos conocer al Dios que sí lo conoce.
Mateo 10:28
En algunos países, cuando compras un ordenador u otro dispositivo técnico, obtienes una garantía con él. Junto con el ordenador o el teléfono, tienes acceso a todo el soporte técnico que necesites, y más. El objetivo es que no tengas que preocuparte en absoluto. Incluso llegan a ofrecerte la sustitución de todo el aparato, si es necesario: una verdadera garantía de valor.
En nuestra vida personal es muy diferente. No hay ninguna garantía sin preocupaciones en nuestras vidas, aunque las buenas empresas de marketing quieran hacérnoslo creer. La vida es frágil y vulnerable. No se repara o reinstala rápidamente y nunca se sustituye. Al contrario, la vida es insustituible y no puede repetirse. Es preciosa. Y por eso nos preocupamos.
Son especialmente estas personas vulnerables las que no pueden adherirse al llamado de “quedarse en casa”, porque tienen que alimentar a sus hijos ganando diariamente o haciendo la compra diaria en el mercado. No tienen el lujo de un frigorífico en el que puedan guardar la comida de una semana. Muchas no saben cómo sobrevivir hasta la semana siguiente, y menos aún asegurar su futuro económico.
No temáis a los que pueden matar el cuerpo nkjv
Las lecturas de hoy nos refuerzan la innegable realidad de que el sufrimiento no es exclusivo de nosotros ni de nuestro tiempo, y que sabemos muy poco sobre el sentido último de la muerte. Las guerras, el hambre y los desastres económicos abundan y nos llevan a la desesperación; las enfermedades personales, el dolor y las pérdidas en nuestras familias nos hacen perder la esperanza. A veces nos sentimos como si estuviéramos solos en nuestro dolor; nos preguntamos: ¿Por qué yo?
Y entonces leemos el inmenso dolor de David por la muerte de su amigo Jonatán; leemos la llamada urgente de Pablo pidiendo ayuda para los hambrientos de Jerusalén, y oímos el grito de Jairo: “Oh, Jesús, ven a tocar a mi hija para que se cure”, y reconocemos que vivimos en un mundo que siempre ha contenido profundas tragedias y que nuestras experiencias no son únicas. También se nos recuerda que, a pesar del sufrimiento y la destrucción, las plagas y el hambre, los seres humanos siguen sobreviviendo y multiplicándose.
Este tipo de resistencia nos da esperanza en un mundo en el que los predictores de la fatalidad llegan en cada generación para aullar con miedo apocalíptico. Algunos lo hacen por una trágica incomprensión de las Escrituras; otros porque les conviene, o por idolatría. Es con asombro que las personas de fe escuchan que el 2012 fue predicho como el año de la destrucción del mundo, y que hay jóvenes e incluso adultos entre nosotros que están terriblemente asustados debido a tales predicciones; escuchan a aquellos que no tienen fe en un Dios amoroso, y al no haber sido enseñados la verdad, permiten que el miedo les robe la esperanza.
Teme a aquel que puede destruir el cuerpo y el alma luke
Querido Dios, vengo ante ti para poner mi pánico y ansiedad a tus pies. Cuando me aplasten mis miedos y preocupaciones, recuérdame Tu poder y Tu gracia. Lléname de Tu paz mientras confío en Ti y sólo en Ti. Sé que no puedo vencer esto por mí mismo, pero también sé que te tengo a Ti, Señor, y que ya has pagado el precio máximo para llevar mis cargas. Por eso te doy las gracias, amén.- Desconocido
Querido Jesús, Tú eres la fuerza de mi vida; Tú eres mi roca, mi fortaleza y mi protector; por eso, ¿a quién voy a temer? Tú eres mi escudo, mi fortaleza y mi baluarte. Te invocaré porque eres digno de ser alabado. Así que, Padre, te doy las gracias por ser mi fuerza y mi Dios en quien confío, Amén.- Salmo 27:1b
Padre Celestial, cuando me siento aplastado por mis propias preocupaciones,levanta mi mente y ayúdame a ver la verdad.Cuando el miedo me agarra fuerte y siento que no puedo moverme, libera mi corazón y ayúdame a dar un paso a la vez.Cuando no puedo expresar la agitación interior, cálmame con tus tranquilas palabras de amor.Elijo confiar en ti, cada día, cada hora, cada momento de mi vida.Sé en lo más profundo que en tu gracia, perdonado, restaurado por tu sacrificio, me has liberado.Amén.- Desconocido