
Creencias falsas sobre la memoria
La verdad sobre la pérdida de memoria
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ResumenLos hallazgos de las ciencias cognitivas sugieren que los mecanismos cognitivos responsables de algunos errores de memoria son adaptativos y aportan beneficios al organismo. En este trabajo argumentamos que los mismos mecanismos cognitivos también aportan un conjunto de beneficios epistémicos significativos, aumentando la posibilidad de que un agente obtenga bienes epistémicos como la creencia y el conocimiento verdaderos. Este resultado supone un importante desafío a la concepción popular de las creencias de memoria que son falsas, según la cual son un signo de fragilidad cognitiva, que indica que una persona es menos fiable que otras o que su antiguo yo. La evidencia de errores de memoria puede socavar la visión que una persona tiene de sí misma como agente epistémico competente, pero nosotros demostramos que las creencias de memoria falsas pueden ser el resultado del funcionamiento ordinario de los mecanismos cognitivos que se encuentran en toda la especie, que aportan beneficios epistémicos sustanciales. Este desafío a la concepción folclórica no es captado adecuadamente por las teorías epistemológicas existentes. Sin embargo, puede ser captado por la noción de inocencia epistémica, que ha sido desplegada previamente para destacar cómo las creencias que tienen costes epistémicos pueden también traer beneficios epistémicos significativos. Por lo tanto, sostenemos que la noción de inocencia epistémica debería ampliarse para que se aplique no sólo a las creencias, sino también a los mecanismos cognitivos.
¿Qué han descubierto los psicólogos sobre el funcionamiento de los recuerdos?
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A la mayoría de nosotros nos gusta creer que tenemos una memoria razonablemente buena. Claro que podemos olvidar dónde dejamos las llaves del coche de vez en cuando y, por supuesto, todos hemos olvidado el nombre de alguien, un número de teléfono importante o incluso la fecha de nuestro aniversario de boda. Pero cuando se trata de recordar cosas importantes, como un acontecimiento entrañable de la infancia, nuestros recuerdos son precisos y fiables, ¿verdad?
Aunque podríamos comparar nuestros recuerdos con una cámara fotográfica, que preserva cada momento con perfecto detalle exactamente como sucedió, la triste realidad es que nuestros recuerdos son más bien un collage, reconstruido a veces de forma burda, con algún adorno ocasional o incluso una fabricación directa.
En un famoso experimento realizado en 1995, la experta en memoria Elizabeth Loftus consiguió que el 25% de sus participantes creyeran un falso recuerdo de que se habían perdido en un centro comercial cuando eran niños. Otro estudio de 2002 reveló que se podía hacer creer erróneamente a la mitad de los participantes que habían dado una vez un paseo en globo aerostático cuando eran niños, simplemente mostrándoles “pruebas” fotográficas manipuladas.
Memoria de partículas Lc
Los neurocientíficos cognitivos están estudiando intensamente los procesos cognitivos y los sistemas neuronales que subyacen a la teoría de la mente (ToM; Saxe y Kanwisher, 2003), la capacidad de entender que otras personas tienen representaciones mentales independientes (es decir, creencias o deseos) que guían su comportamiento. La mayoría de los estudios recientes (por ejemplo, Saxe y Kanwisher, 2003; Mitchell, 2008) han utilizado una tarea de “falsa creencia” (FB) (Wimmer y Perner, 1983) para medir la capacidad de las personas para razonar sobre las creencias de otras personas y una tarea de “falsa fotografía” (FP) (Zaitchik, 1990) como historia de control que supuestamente se basa en los mismos procesos de razonamiento que la tarea FB sin implicar referencias a las representaciones mentales de otra persona1. Otro conjunto de estudios ha comparado las historias de FB con historias en las que hay que descifrar la causa física de un evento (Fletcher et al., 1995; Gallagher et al., 2000). Todas estas tareas han sido heredadas del campo de la psicología del desarrollo, donde se han utilizado para estudiar el desarrollo normal y anormal (es decir, el autismo).
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Recientemente se han desarrollado nuevas formas de implantar falsos recuerdos (a grandes rasgos, recuerdos relacionados con hechos que no ocurrieron) utilizando medios neurobiológicos. Este proyecto de investigación interdisciplinar analiza los aspectos filosóficos y éticos de la implantación de la memoria, los falsos recuerdos y las falsas creencias. Para evaluar adecuadamente las implicaciones éticas de la implantación de la memoria, será necesaria la interacción entre la filosofía, la neurobiología y la psicología cognitiva. Por ello, los métodos y paradigmas neurobiológicos relativos a los falsos recuerdos se someten a un escrutinio filosófico y se analizan las formas psicológicas ya existentes de implantación de la memoria con respecto a la importancia que podrían tener los falsos recuerdos para las teorías normativas de la creencia. A continuación, se combinan las ideas de los debates filosóficos sobre los relatos neurobiológicos y psicológicos para permitir una evaluación ética del uso de la implantación de la memoria. Además, se investiga cómo los falsos recuerdos pueden afectar no sólo a la forma en que vemos nuestro pasado, sino también a cómo imaginamos nuestro futuro.