Dolor de cuello y cuerpo

Dolor de espalda y cuello

El dolor de cuello puede adoptar diversas formas, que van desde un dolor sordo e irritante hasta un dolor nervioso ardiente y debilitante que puede irradiar hacia el hombro y el brazo. También puede haber grandes variaciones en la forma en que comenzó el dolor y en la duración del mismo. Para desarrollar un plan de tratamiento eficaz, es esencial comprender los diferentes tipos de dolor de cuello.

El tipo más común de dolor de cuello es el dolor axial, también llamado dolor mecánico. El dolor axial se concentra en una parte o región del cuello y no se mueve ni se irradia. Suele ser sordo, doloroso o punzante, pero también puede ser agudo o punzante. Los síntomas pueden aumentar con ciertos movimientos o con una mala postura.

Las causas típicas del dolor axial de cuello son las distensiones musculares y/o los esguinces de ligamentos. Otras fuentes de dolor cervical axial incluyen diversos mecanismos relacionados con la degeneración o el traumatismo de la columna vertebral, como la degeneración del disco cervical, la disfunción de la articulación facetaria o la fractura del hueso vertebral.

El dolor radicular afecta al nervio, y el dolor del nervio puede ser punzante o similar a una descarga eléctrica. El dolor puede intensificarse con determinados movimientos y posturas. Normalmente se experimenta en un solo lado del cuerpo, pero puede darse en ambos.

Alivio del dolor de cuello

El dolor de cuello se produce cuando la columna vertebral está sometida a tensión por una lesión, una enfermedad, el desgaste o una mala mecánica corporal. El dolor de cuello agudo es un dolor abrupto e intenso que puede irradiarse a la cabeza, los hombros, los brazos o las manos. Suele remitir en días o semanas con reposo, fisioterapia y otras medidas de autocuidado. Usted desempeña un papel importante en el proceso de prevención, tratamiento y recuperación del dolor de cuello. Sin embargo, si es crónico, el dolor persistirá a pesar del tratamiento y necesitará una evaluación adicional.

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Figura 1. (vista lateral) La región del cuello se denomina columna cervical. Dentro de los huesos de la columna cervical están protegidos la médula espinal y los nervios. Los siete huesos cervicales (vértebras) están numerados de C1 a C7. Cada hueso está separado y amortiguado por discos amortiguadores. Los nervios espinales pasan por canales óseos para ramificarse hacia el cuello y los brazos.

Los signos y síntomas del dolor de cuello pueden ser rigidez, opresión, dolor, ardor o dolores punzantes, presión u hormigueo. Los músculos pueden sentirse doloridos o tensos en el cuello, la cara o los hombros. Los músculos pueden sufrir espasmos cuando entran en un estado de contracción extrema (por ejemplo, después de un latigazo). El movimiento puede estar restringido: tal vez no pueda girar la cabeza. Si los nervios están afectados, puede aparecer dolor, hormigueo, entumecimiento o debilidad en los hombros, brazos o manos.

Dolor en la parte superior de la espalda

La columna vertebral sostiene la cabeza y protege la médula espinal. Es la estructura principal que une la red de nervios de todo el cuerpo. A lo largo de esta red viajan los mensajes que envían las sensaciones, como el dolor, al cerebro.

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Los siete huesos superiores de la columna vertebral forman el cuello, y se denominan vértebras cervicales. Los huesos están unidos entre sí por las articulaciones facetarias. Son pequeñas articulaciones entre las vértebras que, junto con los músculos del cuello, permiten mover la cabeza en cualquier dirección.

Entre las vértebras hay discos de cartílago. Los discos actúan como amortiguadores y dan flexibilidad a la columna vertebral. La hernia discal se produce cuando uno de estos discos se sale ligeramente de su posición natural en la columna vertebral.

Si tiene dolor y rigidez en el cuello que aparecen rápidamente, posiblemente de la noche a la mañana, y tiene dificultad para levantar ambos brazos por encima de la cabeza, podría ser un signo de una enfermedad llamada polimialgia reumática (PMR). Se trata de una enfermedad inflamatoria de los músculos. Es más frecuente en personas mayores de 65 años. Si crees que tienes esta afección, debes acudir a un médico lo antes posible.

Tensión en el cuello

El dolor de cuello no suele ser motivo de pánico, ya que se pueden tratar muchos síntomas con medidas sencillas como el descanso, los estiramientos, la terapia con hielo/calor, los medicamentos sin receta y la ergonomía. Sin embargo, hay algunos casos de dolor de cuello en los que se debe buscar atención médica inmediatamente. He aquí dos:

Tener el cuello rígido y síntomas parecidos a los de la gripe podría ser un signo de meningitis, una enfermedad grave que se produce cuando las membranas protectoras que cubren el cerebro y la médula espinal se infectan e influyen.

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La meningitis, en su forma más peligrosa, es una infección bacteriana que provoca la inflamación del cerebro y la médula espinal. Los primeros signos de alerta de la meningitis pueden ser fiebre (temperatura corporal alta, escalofríos, dolores corporales), un intenso dolor de cabeza y la incapacidad de flexionar el cuello hacia delante. La rigidez de cuello no siempre se produce cuando hay meningitis, por lo que hay que buscar otros posibles síntomas, como náuseas, vómitos y aumento de la sensibilidad al sonido o a la luz.

Los síntomas de la meningitis suelen aparecer a los pocos días de la exposición. Es fundamental que la meningitis se trate pronto; retrasar el tratamiento supone un grave riesgo de pérdida de audición, daño cerebral e incluso la muerte.

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